Pero el cabrón de él se ha ido sin avisar, y me recuerda que me hago viejo, que hay quien me llama chaval, pero otros me llaman caballero. Hace que me dé cuenta de lo lejos que queda aquella "tertulia de la peña" en La Ventana, que escuchaba fascinado muchos años antes de siquiera pensar en ser psiquiatra. Andaría él por los 45, y ya sabía más que nadie del abismo, de la oscuridad de la locura, de la poesía del delirio. La paranoia hecha piel, huesos y humo de tabaco.
Y versos.
Como el viejo del metro.
Decía otro poeta que en España ya no había locos, desde que murió aquel manchego hijo de Cervantes, pero eso es porque no conocía a nuestro hombre. Vaya si había un loco: se esforzó por serlo. Y lo fue: el mejor, el menos cuerdo y el más lúcido.
Pero ahora se muere Leopoldo, y ya no hay locos. España está cuerda, terrible, horriblemente cuerda. Nos faltan referentes. Nos asusta demasiado que vuelva Peter Pan y encienda la luz. Dicen de él que fue un escritor "maldito". La verdad, tengo mis dudas: me da la impresión de que lo de Panero fue una bendición, sólo que a su desesperada, cínica y retorcida manera.
Hoy, que nos deja huérfanos, leo a algún político hablar sobre su pérdida y me sube la sangre a la boca. Luego pienso en lo divertido que le hubiera parecido, en si le hubiera dado por escupir a sus pies o vomitarle alguna sentencia llena de neologismos a la cara. Pero se hubiera reído con esa risa rota, casi hueca, eso seguro. Aunque también se habría reído de mí, el psiquiatra admirador del poeta esquizofrénico.
Así que me río con él. De los miserables, de mí, del lo loco que está el jodido mundo donde nos vio encerrarnos, desde la libertad de su alma.
Me río y brindo por él, y por nosotros, que aún no estamos del todo cuerdos.
"De todos los favores que pude prometerte
te debo la locura"
te debo la locura"
Te ha quedado un texto precioso y a la vez, terrorífico. No hay nada peor que la falta de cordura absoluta, porque te deja simplemente con una realidad tan latente y tan firme que acojona. Y acojona porque sin ese atisbo de locura, sólo queda gente seria y fría. Y a mí, eso, me da mucho miedo porque para mí, en la locura, también está parte del encanto, del dejarse llevar, de no ser calculador. Y España está cayendo en eso, en una oscuridad sin risa, sin locura, sin nada. Sólo, automatismos y mal rollo, sin esperanza.
ResponderEliminarSe lo comentaba el otro día a mi compañera. Los poetas están cayendo uno tras otro. ¿Será que están enfermos de pena? ¿Será contagioso? ¿Será que escribir versos sobre la mierda que nos rodea, causa tanto dolor que, al final se abandonan y mueren?
Da miedo.
Pero, por suerte y lo digo bajito para que no se enteren y nos jodan, por suerte queda gente como nosotros que se emocionan y apenan ante muertes de genios, que no se cruzan de brazos y juegan al crash saga y no piensan. Gracias a eso no está todo perdido. :) Mientras haya gente que escriba posts como tú, habrá poesía, aunque no sea en verso. ;)
Besos.