domingo, 29 de mayo de 2016

Defying Gravity

Esta es la primera entrada de varias en la que me gustaría hablar un poco de mi experiencia hace unos días en New York. Más que un post largo "explicando" el viaje, quiero hacer unos pocos, cortos, hablando sobre algunas de las experiencias especiales. Si alguien que vaya a visitar  la ciudad está interesado en la ruta o mis notas, pedidlo y os paso todo lo que pueda. 

Uno de los mejores momentos de nuestra visita fue ver en directo "Wicked". Para quien no lo conozca, Wicked es un libro que nos explica la historia que leímos en "El Mago de Oz", así como sus antecedentes, desde el punto de vista de la Malvada Bruja del Oeste, llamada Elphaba. No es un libro para niños, pero sin duda es digno de leer por el estudio que hace sobre ella, su personalidad y su evolución desde sus extraños concepción y nacimiento hasta su desaparición a manos de la pava de Dorothy. No sólo hay reflexión sobre la maldad y su origen, sino también se habla de justicia social, de la necesidad de tomar partido y cuestionar la autoridad, de fascismo y fanatismo religioso o del desprecio al diferente

El libro lo descubrimos a través del muy recomendable blog de Bea La Rizos, y aunque para mi gusto tiene algunos defectos, nos gustó bastante. Así que decidimos que no había mejor manera de experimentar la noche de Broadway que viendo la adaptación a musical.


La verdad es que saben hacer las cosas estos americanos: sólo al entrar al teatro, con el telón-mapa y el dragón mecánico, ya parece que estés en el mundo descrito en el libro. Y, como os podéis imaginar, el nivel musical está a la altura de la fama de Broadway. 

La historia me gustó mucho más en su primera parte que en la segunda. No sólo porque es bastante más cercana al libro, sino porque están mucho más presentes los temas que mencionaba antes, tan relevantes en el mundo en el que vivimos como en Oz (o más). Y, para mí, el punto culminante es esta canción, que marca el final del primer acto y que escucho mientras escribo estas líneas. 


...Some things I cannot change
but till I try I'll never know...

Porque además de un momento espectacular en el escenario, con Elphaba elevándose sobre su escoba (y haciendo gala de una voz fantástica), la letra de la canción, y la situación en la que estaba, allí en New York con Bea a mi lado, consiguieron emocionarme. 

Y es que a pesar de todas las dificultades por las que hemos pasado juntos,  ella sigue siendo esa persona especial que me hace sentir que puedo desafiar a las leyes de la física, que me hace volar como siempre he querido, que me ofrece su apoyo incondicional y su comprensión, incluso cuando no estamos de acuerdo. No sé muy bien cómo lo hice para conseguir llegar hasta aquí, pero sin duda ha valido la pena. 

Es curioso. No siempre recuerdo lo afortunado que soy, pero allí, sentado en mi asiento al otro lado del charco, viendo a Elphaba cantar  y  elevarse sobre nosotros, fui plenamente consciente de ello. 

Gracias, Bea. Te quiero mucho.

...Unlimited, 
together we're unlimited, 
together we'll be the greatest team that's ever been (...)
There's no fight we cannot win
Just you and me defying gravity!
They'll never bring us down!

miércoles, 9 de marzo de 2016

You will burn in hell...

...do you know now why?

Sí, hace más de un año que no escribía. Y bueno, resulta que hoy me he sorprendido hilando reflexiones al respecto de un tema algo trivial, o quizá no tanto. Y pensando en escribirlas, como otras veces. Pero como últimamente cuando quiero hacer algo paso a hacerlo, aquí va.

Puede que Dover sea el grupo que ha generado más odios y polémicas en el panorama nacional español en estos últimos 15 años. Resumiendo un poco, un grupo que vendió 700 copias de su primer disco se hizo radicalmente (heh) famoso a finales de los 90 tras aparecer brevemente en un anuncio de TV. Hacían un rock garagero, una especie de punk-grunge en un inglés muy de Alcorcón.

Así empezó todo

A partir de ahí lo petaron a lo grande. Vendieron medio millón de copias de ese disco, aparecieron como banda sonora, cabezas de cartel en festivales dentro y fuera de España... incluso hicieron aparición en emisoras muy comerciales con canciones muy guitarreras como "DJ". Pero a pesar (o por culpa?) del éxito desmedido, las relaciones entre miembros y sobre todo con sus productores se tensaban, hasta el punto de que el título de su disco de 2001, "I was dead for seven weeks in the city of angels" es básicamente un resumen de su propia grabación. Finalmente, acaban por expulsar al bajista por desavenencias irreconciliables.

Y entonces, en 2006 aparece "Follow the City Lights", un disco en que pone "Dover" pero no se parece a nada de lo que han hecho antes. Es más, se trata de un pop electrónico que tiene todo lo necesario para ser odiado y repudiado por los fans más punks del sonido anterior. Las reacciones fueron encendidas, por decirlo suavemente. Como quien provoca deliberadamente, en 2007 reeditan todos sus éxitos en versión electro-pop, lo cual les vale el desprecio de miles de sus antiguos seguidores. En el momento, muchos pensamos que las hermanas Llanos, alma creativa de Dover, simplemente habían decidido "venderse" a la música comercial, cambio de imagen incluido. Lo cual no deja de tener sus propias lagunas: haciendo lo que hacían vendían cientos de miles de discos, y cuando unos años después apareció un disco con influencias de música africana fue recibido con bastante frialdad. Entonces, ¿por qué diez años Dover sigue siendo el ejemplo de músico que traiciona sus raíces y a sus fans?

Mi teoría es que en realidad la culpa es nuestra. Habiendo nacido en el 83, yo soy claramente de esa generación de los 90 que se encontró tan perdida entre Barrio Sésamo y los smartphones, de los que no vivimos la dictadura ni el miedo del 23-F y que hasta que no llegamos a la adolescencia no habíamos conocido otro presidente que González. No es que no tuviéramos referentes, pero el suicidio de Kurt Cobain nos había dejado como si se nos hubiera ido el hermano mayor adelantado, al que admiramos la pose rebelde, el que marcaba el camino. 

Cada cuál lo llevó como pudo. Personalmente, no fui muy de grunge y menos de rock español. No cogí el gusto a grupos como Extremoduro hasta la veintena, y a los dieciséis, en el pico de fama de Dover, el friki que hay en mí alucinaba con los coros épicos de Nightfall in Middle-Earth, el disco conceptual de Blind Guardian sobre el Silmarillion. Pero como todos los adolescentes desorientados, necesitaba descargar rabia, escupirle a la sociedad que está podrida, y escuchar las guitarras a todo volumen de Dover fue una especie de placer culpable. Siempre defendí que eran "el único grupo de rock de España que vale la pena" (con esa seguridad de los jóvenes que piensan que lo saben todo, claro). Que sí, que Cristina se ahogaba en los conciertos y le fallaba la voz. Pues como a nosotros, claro.

Las letras no eran una maravilla literaria, pero eran sinceras, escritas desde el sentimiento y con ese punto de poesía necesario para dejar espacio a que cada cual las interpretase desde la subjetividad y pudiera relacionarse con lo que contaban. Creo que muchos de mi generación las sentimos en ese lugar de nuestro corazón donde habita la rebeldía junto a la rabia contenida. 

Creo que ahí está el motivo más profundo de que, como generación, vivimos la "conversión" de alguien que había escrito una canción llamada Die for Rock&Roll como alta traición. No sé si la decisión fue económica o artística, pero lo que está claro es que los Dover se hicieron mayores. A diferencia de otros referentes, lo hicieron de una manera controvertida y súbita. Y esos veinteañeros que habíamos coreado desde lo profundo de las tripas su "...they say I'm dry but I'm just sick..." sentimos que nos obligaban, que nos empujaban a crecer. Sé que algunos siguieron ese camino, pasando con naturalidad del "I hate everybody" al fiestero "Let me out". 

Otros siempre fuimos más habitantes de Nunca Jamás.


Y es que los rockeros siempre han tenido ese punto de eterna juventud, de pose de macarra inocente, de hedonismo inmediato, pero también de rebeldía perpetua, de cuestionamiento de lo establecido. Que nos mantuvimos siendo un poco niños, vamos. Y Dover con su "Follow the city lights" vino a decirnos que aquello se había acabado, que ya nos tocaba dejar las juergas y escuchar música de levantarse pronto los domingos, que es la que empezaron a hacer ellos. Que total, todo aquello no estaba tan mal, que lo disfrutáramos. Y muchos de nosotros dijimos que naranjas. Poco después llegó "la crisis", y que Dover nos hubiera despertado unos meses antes pareció poca cosa. Pero dolió, porque Dover éramos un poco nosotros, y sobre todo porque ellos eran mucho de nosotros, de esa generación que dio por finiquitada la EGB y se enfrentó al nuevo milenio llena de dudas existenciales.

De esa generación que, mientras nos instalamos en nuestra década de los treinta, seguimos soñando, seguimos sintiendo rechazo, seguimos rebelándonos. Así que Dover, sinceramente espero que hicierais la música que queríais. Yo sigo sonriendo cada vez que oigo como pronunciabais ese "a-way" de "The weak hour of the rooster", y poniéndome de buen humor cuando entran las guitarras en el segundo 23 de "King George".



domingo, 7 de diciembre de 2014

La verdad siempre es inhumana

En un debate que hace tres mil años que dura, hay quien opina que hay cosas que no cambian nunca. Y otros, que creen que todo va a cambiar, y que lo hace constantemente.

No tengo muy claro quién preferiría que tenga razón. En el fondo, lo que me gustaría es saber de una vez cuál es la verdad al respecto. Posiblemente esté en el mar. El Mar. 



"A lo mejor este planeta, y todo lo que hay en él, flota en el aire sólo porque hay muchos Bartlebooms por ahí, ocupados en mantenerlo en su sitio. Con su ligereza. No tienen cara de héroe, pero mantienen el garito en marcha".

domingo, 28 de septiembre de 2014

...I die a little

Se acaba el verano, y  apuramos las últimas noches de terraza y risas con amigos, y puedo sonreír y sentirme relajado.

No obstante, no puedo decir que haya sido un verano fácil: ha sido un verano de despedidas. En estos tres meses, he ido dejando atrás un trabajo, un piso, y varias personas que han sido de gran importancia en mi vida. Ha sido un proceso complejo y doloroso en ciertos aspectos, pero espero que, en el medio-largo plazo, podrá ser recordado como positivo.

No me gustan para nada las despedidas. Cuando doy de alta a un paciente siempre les dejo la puerta abierta a que pidan visita de nuevo si quieren. Durante muchos años mantuve que nunca le negaría la palabra a quien me la dirigiera (luego alguien fue suficientemente despreciable para hacerme cambiar de opinión, claro). Pero a este ritmo, voy a acabar acostumbrándome a ellas.

La de este verano fue la enésima mudanza de los últimos dos años. He dejado atrás el nido de Meridiana, aquel refugio irlandés, la habitación de Camberwell y el inicio truncado en Clot. Supongo que con ese historial es difícil sentirse en casa en alguna parte, pero poco a poco se va consiguiendo. Esparcir cartas por todas partes ayuda, claro. Y los chuchos. Hace mucho tiempo que repito que "mi patria son mis zapatos", pero últimamente he descubierto que el sitio donde llegas y eres babeado por tus perros, eufóricos por verte, es una buena definición de "hogar".

Por otro lado, laboralmente no puedo decir que tenga algo así. En verano tuve que despedirme de todo el mundo con quien había trabajado encantado, ya que sólo estaba sustituyendo a alguien que volvía. Hubo reconocimiento al trabajo y promesas para el futuro, pero de momento se han quedado en el eso. Por suerte, ahora tengo otro trabajo, pero otra vez algo temporal, sólo un augurio de una nueva despedida en unos meses.

A nivel personal, tengo que reconocer que he hecho las cosas peor: he cometido muchos errores y esto ha sido un factor importante en salir dañado y dañar a gente que me importa. Y es algo que lamento a menudo. Algunas veces he llegado a pensar que todo salía exactamente de la peor manera, que las decisiones que he ido tomando conformaban un especie de puzzle que no podía acabar bien. Y aún no sé. Hay ausencias que duelen, sobre todo si decir adiós te hace morir un poco.

Y sin embargo, y sin embargo, Omar...

"No te dejes abatir por las despedidas. Son indispensables para la preparación del reencuentro. Y es seguro que los amigos se reencontrarán, después de algunos momentos o de todo un ciclo vital". (R. Bach)

Supongo que más que en despedidas, debería pensar en ciclos. Este verano ha empezado uno en mi vida, y tengo que aprovecharlo. Hacer las cosas bien. Sigo teniendo cosas muy importantes, sigo sintiéndome un tío afortunado. Paso a paso. Luego habrá otro ciclo, y otro. Y ciclos más grandes. Por eso, estoy bastante seguro de que toda esa gente a la que quiero, y que ha querido a la persona que soy realmente, tendrá su momento. No puede ser de otra manera cuando, en realidad, nunca se han ido del todo. Así que nos vemos en el camino.

...no te vayas nunca,
sube, baja, siente...

jueves, 6 de marzo de 2014

Ya no hay locos

Yo que todo lo prostituí, aún puedo prostituir mi muerte y hacer de mi cadáver el último poema. Leopoldo María Panero.

Esta tarde, volviendo del trabajo en el metro, levanto la cabeza del libro al ver una imagen rara por el rabillo del ojo. Pasa un viejo, mal vestido, con unas hojas en la mano y un cartel colgado del cuello del que sólo me da tiempo a ver una palabra: "versos". Sigue adelante, lento pero sin detenerse, y yo le observo por detrás. No me atrevo a ir y pararle, compartir esos versos. Luego me maldigo un poco. Llego a casa y me da un escalofrío: se ha muerto otro poeta de la calle y la cochambre. Se apagó el genio de Leopoldo María, por sorpresa, como vivió, y me deja con esta sensación de desconcierto que no sé como digerir. El último de la familia maldita de Astorga, el suicida que sobrevivió a todos los demás. Se fue y le pone final a "El desencanto". El loco que se integró en la paranoia, que se hizo uno con la locura. Quizá es que para un psiquiatra Leopoldo siempre sera el gran enigma, y siempre había pensado que podría conocerlo un día, escucharle, aprender de la cordura de sus delirios. 
Pero el cabrón de él se ha ido sin avisar, y me recuerda que me hago viejo, que hay quien me llama chaval, pero otros me llaman caballero. Hace que me dé cuenta de lo lejos que queda aquella "tertulia de la peña" en La Ventana, que escuchaba fascinado muchos años antes de siquiera pensar en ser psiquiatra. Andaría él por los 45, y ya sabía más que nadie del abismo, de la oscuridad de la locura, de la poesía del delirio. La paranoia hecha piel, huesos y humo de tabaco. 
Y versos.
Como el viejo del metro.
Decía otro poeta que en España ya no había locos, desde que murió aquel manchego hijo de Cervantes, pero eso es porque no conocía a nuestro hombre. Vaya si había un loco: se esforzó por serlo. Y lo fue: el mejor, el menos cuerdo y el más lúcido. 
Pero ahora se muere Leopoldo, y ya no hay locos. España está cuerda, terrible, horriblemente cuerda. Nos faltan referentes. Nos asusta demasiado que vuelva Peter Pan y encienda la luz. Dicen de él que fue un escritor "maldito". La verdad, tengo mis dudas: me da la impresión de que lo de Panero fue una bendición, sólo que a su desesperada, cínica y retorcida manera. 
Hoy, que nos deja huérfanos, leo a algún político hablar sobre su pérdida y me sube la sangre a la boca. Luego pienso en lo divertido que le hubiera parecido, en si le hubiera dado por escupir a sus pies o vomitarle alguna sentencia llena de neologismos a la cara. Pero se hubiera reído con esa risa rota, casi hueca, eso seguro. Aunque también se habría reído de mí, el psiquiatra admirador del poeta esquizofrénico. 
Así que me río con él. De los miserables, de mí, del lo loco que está el jodido mundo donde nos vio encerrarnos, desde la libertad de su alma. 
Me río y brindo por él, y por nosotros, que aún no estamos del todo cuerdos.


"De todos los favores que pude prometerte 
te debo la locura"

viernes, 17 de enero de 2014

Pasta con salmón y pangrattato

Retomo las entradas con comida después de hacer una receta que, a pesar de que era la primera vez que lo probaba, quedó bastante buena.
El exótico "pangrattato" del título no es más que pan rallado, pero en su versión italiana, lo cual lo hace especialmente apropiado para hacer de acompañamiento de una buena pasta. Tuve la suerte de que dos buenos amigos me trajeran pasta de Florencia, así que decidí probar con una receta nueva, aprovechando que tenía salmón ahumado en la nevera. Normalmente se le pone algo para darle sabor, puede usarse perejil o algo así, pero a mí me gusta mucho la rúcula, así que eso fue lo que utilicé.

Necesitaréis: 
- Como 50-75 gramos de pan rallado. Si lo hacéis vosotros, un poco grueso.
- Unas hojas de rúcula.
- Unas almendras o nueces
- Un par de dientes de ajo, o ajo rallado
- Unos 250g de pasta que esté rica.
- 3 o 4 cucharadas de mascarpone
- Salmón ahumado.
- Un poco de queso rallado que os guste.

La idea es cubrir el fondo de una sartén con aceite de oliva, y echar el ajo a dorar (yo uso ajo rallado del que venden en botes de especias). Cuando está dorado, se pone el pan rallado y las nueces (o almendras) y se remueve sin parar, poco después echáis la rúcula, sal y pimienta. En 3 o 4 minutos, cuando haya absorbido casi todo el aceite y tenga un tono como tostado, ya estará hecho. Ahí se saca del fuego y se deja aparte.
El resto es muy fácil: se hierve la pasta hasta que esté al dente, se escurre y en la misma olla se echa el mascarpone, el salmón en trocitos, sal al gusto y la pizca de queso rallado y se remueve.
Al ponerlo en el plato, le ponéis el pangrattato por encima y queda bien elegante. Aquí, la muestra de cómo quedó en mi casa. El pangrattato debería estar un poco menos tostado (aunque por suerte no se quemó), pero luego al remover la combinación de sabores era realmente buena. Si os animáis a hacerla, ¡decidme algo!



domingo, 6 de octubre de 2013

Lest we forget

La conmiseración con los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, así que se puede afirmar que quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona. Una compasión por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la conducta moral - Arthur Schopenhauer

Hasta hace un par de años yo siempre había querido un gato. Pensaba que su manera de vivir y de relacionarse con los humanos se adaptaba mucho mejor a mis propias particularidades, que sería mejor que tuviera un animal de compañía arisco e independiente como yo lo era. Luego conocí a Doll.
Es difícil describir a quien no haya tenido perros como es la relación que tienen sus dueños con ellos. A quien los haya tenido no hace falta explicárselo. El caso es que un día entré en una casa que no era mía y una bola de pelo enorme y ruidosa me saltó encima intentando llenarme de babas. No le hizo falta presentación, ni pensar en si yo estaría ahí para algo bueno o malo. Yo venía con su mami, y ella me quería.
Y yo también la quise.
No sé muy bien cuándo dejaron de ser los perros de mi novia para convertirse en los nuestros, pero tengo que agradecer a mi chica que me permitiera ejercer de papi de sus dos cachorros peludos con naturalidad. Gracias a ellos, he aprendido muchísimo. Doll me enseñó que existe el amor incondicional, la confianza total en alguien. No había nadie en el mundo que pudiera hacerme sentir mejor sin decir una palabra, sólo con su mirada y un lametón en la mano.


Hace dos meses Doll empezó a sentirse peor. Han sido muchos días de viajes al veterinario, de jeringas con medicación, de pruebas y noches en blanco por la preocupación. Han sido dos meses de ver como un bicho al que adoras se apaga a pesar de todo lo que hagas por impedirlo. Esta mañana el corazón de Doll no aguantó más y se paró, tres veces. Y al irse para siempre nos dejó un mundo gris, más feo, más triste, un mundo sin aullidos y babas cuando llegas a la puerta de casa.
Así que hoy toca despedirse, y sólo puedo hacerlo dándole las gracias a la que llegó a ser mi perra. Gracias por aceptarme y quererme desde el primer día, gracias por los abrazos en el sofá, gracias por cuidar de tu amiga humana, gracias por tu cariño mullido, gracias por demostrarme que existe la bondad, y que se puede encontrar la felicidad en un trozo de pan duro. Gracias por hacerme mejor persona.
Espero haber estado a la altura, pero no he sido un dueño perfecto. Siento haber llegado cansado a casa y no haber respondido a tu entusiasmo, siento haberme liado a hablar con alguien y no sacarte más veces a descubrir el mundo con la nariz por delante. Siento no haberte rascado más la barriga o no haberte cepillado más ese pelo que te convertía en un peluche gigante. Lamento profundamente no haber puesto más empeño en hacer tu tiempo aquí, tan fugaz, un poco más feliz, pero espero que lo pasaras conmigo la mitad de bien que yo contigo. Una vez más, me enseñas algo: que es importante demostrar a quien lo merezca que le quieres, que hay que pasar más tiempo con toda esa gente que aprecias, que no vale la pena amargarse por chorradas el poco tiempo que tenemos aquí. Que hay que vivir mejor.
Lo intentaré, mi peluche. Por ti y por mí. Y por eso, hoy comparto del todo la frase que le leí a una amiga hace unos años: “Mi meta en la vida es ser tan buena persona como mi perro cree que soy”. Es difícil, pero tengo que intentarlo.
Joder, joder, joder, Doll. Voy a echarte mucho de menos.


  

viernes, 3 de mayo de 2013

Una confesión

En realidad, yo no pensaba llegar hasta este punto. Yo ya tengo algo serio, estable y de larga duración, y esto no tenía que ser más que un divertimento, algo a olvidar casi inmediatamente.

Y al principio, eso es lo que parecía. Ella se presentó como lo hace siempre con los desconocidos: sobria, gris, incluso distante. Yo la conocía de vista desde hacía tiempo y nunca me había atraído demasiado, precisamente por ese aspecto huraño que se empeña en dar. Como decía, no fue para nada un flechazo: nunca pensé que surgiera.

Fue una cuestión de convivencia, creo. Ni siquiera sé decir exactamente cuando empezó a cambiar la imagen mental que tenía de ella. No sé cuando empecé a vislumbrar la pasión que le pone a casi todo lo que hace, aunque lo esconda.  No tengo claro cuando me fijé en su físico peculiar, en su extraña manera de arreglarse. Ni cuando su compañía se me hizo imprescindible para salir a correr. Tampoco puedo concretar una fecha en que empezara a admirar su amplísima cultura, su capacidad para enseñarme y sorprenderme.

Antes de darme cuenta, estaba enganchado. Como un novato. Y todo se precipitó, claro. Yo quise conocerla más y... mejor. Y ella, una vez la conoces, se deja querer.

Claro que requiere un montón de caprichos, todos ellos de los más caros, que han supuesto un desembolso importante para mi economía de residente. Pero no obstante, siempre me ofrecía algo a cambio. A veces me descubría rincones insólitos, momentos atrapados en el tiempo, mientras me susurraba su historia al oído. Otras me sonreía y alegraba el día con su cara más amable. En alguna ocasión me regaló su humor absurdo, su ironía. He disfrutado un montón los últimos 3 meses, y en gran parte ha sido gracias a ella.

Pero ahora,

Ahora, me toca volver, me toca despedirme. Y, al contrario de lo que pensé, se me hará duro separarme de ella.

Y es que, sí, seguramente lo nuestro sea algo para toda la vida, mi querida Barcelona. Pero ahora, vas a tener que ganártelo día a día: Londres, esta maldita seductora, no va a desaparecer así como así de mi mente. 

jueves, 25 de abril de 2013

32 rizos y una oveja

No recuerdo exactamente cuando conocí a la oveja, pero sí que para entonces ni era oveja ni tenía blog. En realidad creo que no existían todavía ni Fareborn ni Twitters. Pero ella ya era una writing star. Por extraño que parezca ahora, ante la ausencia de una plataforma mejor, encandilaba a la gente mediante sus escritos en una página de opiniones, de cuyo nombre no quiero acordarme. Eso sí, os aseguro que por entonces era igual de rizosa, e igual de pava.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, y ha sido un camino con muchas vueltas y revueltas. A veces me mandaba Nestea a Dinamarca, como a la guerra, y alguna vez me la crucé en Barcelona y desvié la mirada. En ocasiones maldije su nombre, y años después paseé con ella por la playa en un Rincón. Todo esto tiene muchas causas que no vienen al caso, pero una de ellas, sin duda, es que ella siempre fue un poco oveja negra. Alguien especial, con una sensibilidad diferente, alguien de difícil encaje en un mundo de gente prefabricada.



Poco a poco, fue haciéndose con un rincón en este mundo de bitácoras y navegantes con menos sal de la que nos gustaría. Empezó a escribir un blog, y Una de Rizos hace tiempo que es un hit mundial, yatusabeh. Ahora es, además, tuitstars (@LaRizos), tiene club de fanses en Fareborn, es Flock Manager, etcéteras. Y aún así, nunca ha dejado de ser ella misma, la niña que escribía en un cuaderno, la adolescente tímida con la que se metían en el instituto y que escuchaba Wonderwall en bucle esperando que la salvaran. La que se muere de risa cuando un día el azar hace coincidir en el mismo bar a dos partes de su pasado barcelonés, y se enfurruña si llueve, y sueña con Nueva York, y corre a por el bikini en abril. La que se mete con mis tortillas atropelladas.

No es perfecta, pero es fantástica. En ocasiones no me entiende, cuando se cabrea se encierra y es como una fosa profunda, y le encanta meterse conmigo, pero es mi amiga. Sé que está ahí y que, aunque a un vuelo (demasiado caro) de distancia, puedo contar con ella. Que, tras todo lo vivido, por todo ello y malgré tout, me conoce y me quiere tal y como soy. Igual que yo la quiero a ella.

Hoy esa fan de Lost, del LoL, de GoT, del WoW, del IRC, del Silent Hill y, resumiendo, de todo lo friki que ha sucedido en los últimos 15 años, cumple 32 añazos. Lo cual me parece una excusa tan buena como cualquier otra para dedicarle este post. Espero haberle sacado una sonrisa, pero sobre todo espero que sean muchos más años, y que yo lo pueda leer.

¡Felicidades y... Balar Morghulis!


lunes, 8 de abril de 2013

Porque el ketchup es aburrido

Para quitar un poco de trascendencia al blog después del post de ayer, (y el tono fúnebre tras la muerte de la Thatcher) me he decidido a hacer una entrada culinaria. No tiene fotos porque no acabaron de quedarme chulas, pero no es muy importante porque es una cosa muy básica.

Si os gustan las hamburguesas, posiblemente las comáis imitación de fast food, con pan y ketchup y lonchas de queso. Lo cual no está mal pero en mi opinión es mejorable. Este fin de semana he cenado hamburguesa viernes y domingo, y en ambas ocasiones me dio por experimentar con acompañamientos para ellas. Por suerte la hamburguesa es agradecida para estas cosas.

Lo primero que intenté fue una salsa de quesos: en medio vaso de nata para cocinar fundí con el microondas queso cheddar rallado, un queso de mostaza que traje de Ámsterdam (pero cualquiera con un sabor fuerte vale), y un poco de queso azul. Unos pocos minutos antes de sacar las hamburguesas de la sartén, eché la salsa para que, cocinándose en ella, cogieran más sabor. La verdad es que estaba de vicio.

Mi segunda idea fue algo más experimental y osado, pero salió bastante bien. Una vez las hamburguesas estaban casi hechas les añadí en a la sartén salsa de mostaza para ensaladas, queso parmesano rallado y orégano. No es que se hiciera una salsa espesa a pesar de que se redujo un poco y el queso se fundió, pero quedó bastante rico y diferente.

La conclusión, en realidad, no es que hagáis salsa de mostaza o de quesos para vuestras hamburguesas (aunque la segunda está de muerte, avisados estáis), sino que cocinar es así de divertido porque te permite ser creativo y combinar las cosas de maneras para las que no fueron creadas. De hecho, a pesar del titulo, la idea no es desterrar el ketchup, sino que se puede usar como base para acompañamientos nuevos. Ya me contaréis.

Por cierto, es la primera vez que incluyo posts de este tipo en mi blog. Me gustaría que los lectores dejéis un comentario para saber si os gusta leer estas cosas o si os parece una bobada. Luego haré lo que me de la gana, pero se tienen en cuenta las opiniones. Un abrazo!

domingo, 7 de abril de 2013

La Razón, contra la austeridad

(introducción: no, no me he vuelto loco. No me refiero al panfleto antisistema. Razón con mayúsculas como muestra de respeto al pensamiento racional, como quien escribe Dios con mayúsculas)

El otro día durante una visita en la oficina un paciente me hizo darle vueltas a sus argumentos respecto a los recortes, bastante más elaborados que la de la mayoría de políticos que los aplican. Vaya por delante que la situación en UK es mucho menos dramática que en España, Grecia, y demás países intervenidos. Pero el Gobierno conservador está aprovechando para introducir en la mente colectiva la idea de que la gente vive de "benefits" (el dinero que da la "seguridad social" británica) por gusto, o sin merecerlo.  Y con esto, pues van disminuyendo su cuantía, promoviendo la competitividad entre organizaciones para que ofrezcan servicios a menor coste (es decir, que sus trabajadores tengan peores condiciones) y, en general, minando el Estado del Bienestar que no se cargó su madre política, Margaret Thatcher.

El caso es que con esta situación, está a punto de cerrar el lugar donde residía este paciente, con esquizofrenia bien controlada y antigua dependencia del alcohol, pero abstinente durante años. Y él, antiguo homeless, está teniendo bastantes problemas para encontrar un sitio donde poder vivir con esos benefits que mencioné arriba. La mañana en que vino a vernos, agobiado porque la situación se prolonga, porque se ve en la calle, antes de llegar se había tomado una cerveza. Y ahí entra su reflexión, que me hizo pensar.

Nuestro paciente se preguntaba "Qué demonios quiere el gobierno, que vuelva a la calle, que vuelva a beber? No lo entiendo, con todo el dinero que han invertido en que me recuperara, en que saliera de la calle, en que dejara de beber. Si ahora vuelvo a acabar tirado en las calles... ¿de qué ha servido todo ese dinero? ¿Por qué demonios se lo gastaron para ahora tirarlo por ahorrarse cuatro libras?".

Sólo pudimos darle la razón y asegurarle que haríamos todo lo posible para que eso no ocurra.

Pero la verdad es que tiene razón. Los gobernantes (y también los "gestores" y "directores" de los centros sanitarios, allí en España). se llenan la boca de "eficiencia". La eficiencia viene a ser la relación entre la eficacia y sus costes. Y este paciente era consciente de que el país había incurrido en un coste para conseguir su recuperación. Y lo había hecho de manera eficaz. Por tanto, ahorrar algo de dinero, mucho menos del invertido previamente, y destruir lo construido durante años, con lo que ha costado, no deja de ser una estupidez. Algo totalmente ineficiente. Algo que no sólo es malo para el paciente, para la sanidad inglesa o para conceptos como la justicia o la equidad. Es malo para el propio gasto del Gobierno inglés.

Así que señores, quítense las caretas. Si quieren recortar en sanidad, no es por eficiencia. Es una cuestión ideológica. Es porque lo público molesta, porque volcar tantos recursos hacia un colectivo como los homeless no aporta nada al beneficio privado.

No obstante, sigo mirando al futuro (laboral) con esperanza. Porque una cosa es segura: no dejaremos que se lo carguen sin luchar.

lunes, 25 de marzo de 2013

Hello World

Este blog empieza su andadura sin demasiadas pretensiones. Hace bastante (casi 8 años!) que empecé a dejar constancia online de algunas aventuras y pensamientos, y en ese tiempo esto me ha traído algunos disgustos, muchas alegrías y una cantidad sustancial de paz mental.

Desde entonces, no obstante, el mundo ha evolucionado, sobre todo Internet. Ahora tengo facebook y twitter y nubes y watsapp y flipboard y demás historias. Aunque los uso (porque me gustan y me hacen la vida más fácil), algunas veces me encuentro con un pequeño vacío al querer compartir algo que no cabe en Twitter, que no quiero poner en Fb, y que no tenía cabida en mi anterior blog. Creo que la causa de eso es que yo ya no soy el que abrió ese blog. Así que he decidido dar un nuevo paso y cambiarme de casa. Vamos, que llevo ya tantas mudanzas en los últimos meses que he cogido carrerilla.

Aunque no tengo claro donde acabará esta pequeña semilla que hoy planto, sí que sé algunas cosas al respecto que explican el nombre del blog. Primero, quiero hacerlo un espacio más de reflexión que un "diario" en el que escribir cada día. Segundo, no será demasiado uniforme: me gustan la simetría y las autoreferencias pero hacen la labor de publicar más difícil y acaban por arruinar lo que habrían sido buenos posts. Y tercero, me gusta cocinar. Es algo que he descubierto no hace mucho y que estoy disfrutando cada vez más, me permite jugar con creatividad y además ofrecer algo a los demás. Así que es posible que esto se llene de inventos en forma de receta o del testimonio gráfico de algún día de inspiración.

Espero que os guste.

Quien sabe: igual hasta pongo fotos de tortillas xD

Passeu, passeu,
de les tristors en farem fum,
que casa meva es casa vostra
si es que hi ha
cases d'algú.